En medio de esta emergencia sanitaria que aqueja a el mundo, la buena noticia es que el medio ambiente ha tomado un respiro y lentamente se recupera. Se ha vuelto común ver imágenes de animales, en las noticias o en las redes sociales, que empiezan a ocupar espacios urbanos; de ríos más limpios, de canales que se limpian por sí solos, de reportes de calidad del aire excelentes, entre muchos otros eventos. También vimos cóndores aterrizar en balcones de apartamentos en Chile; jabalíes salir por las calles de alguna ciudad española; los canales de Venecia limpios; bancos de peces acercándose tranquilamente a las costas y bahías con aguas totalmente cristalinas como no se veía en muchos años. La naturaleza está estableciendo justicia y nos dirige hacia el mundo justo y ordenado.
Aprovechando la autorización para salir a hacer ejercicio que dio el gobierno nacional, salí a hacer un recorrido por la zona rural de mi ciudad Rionegro. Comenzando el recorrido, rápidamente empecé a escuchar el sonido que emitían unas aves que no pude identificar en ese momento. Ya de regreso en mi recorrido volví a escuchar las aves, pero esta vez alcancé a divisar algunas en el tope de un árbol; me acerqué aproximadamente a 30 metros y allí pude observar por primera vez en mi vida a una guacharaca, una ave de la cual había escuchado toda la vida, pero que por el crecimiento urbano e industrial del oriente antioqueño se ha ido desplazando hacia otros lugares menos poblados dejándose ver poco, y ahora como consecuencia de la cuarentena, se acercan más confiadas a las zonas urbanas.
Creería que nuestro río Negro también está teniendo un descanso por estos días, pero qué lástima que este descanso no sea permanente y que, por fin, podamos recuperar nuestro mayor recurso, el que siempre ha existido en este valle, y disfrutar del río como lo hicieron tan solo un par de generaciones atrás o inclusive la mía.
Recordé un artículo sobre el río Negro que escribí algunos años atrás y lo quiero compartir en este momento, se los dejo y espero que les guste.
Río Negro Literal
Durante varias semanas lograba observar un hombre con una vara pescando en el Río Negro mientras yo hacía ejercicio en los alrededores de la ciudad. Un día, mientras él pescaba cerca a la pista de patinaje de la ciudad, resolví encararlo y preguntarle si en efecto pescaba algo en el río tan contaminado. Su respuesta fue enfática: “oiga pues, la semana pasada me saqué una carpa de 10 libras, muy grande”. Continúa, “Hermano yo crecí allí, en el Puente Real”, narraba Jairo Hinestroza, un hombre de 60 años y fanático del Río Negro, “salíamos de la casa y lo único que hacíamos era andar por las orillas del río, pescábamos mucho y muy fácil; pura sabaleta y trucha, nos íbamos más pa abajo y las cocinábamos mientras tirábamos río todo el día. ¡Vea!, en esta curva -decía señalando la curva en U que sirve de lindero a la Urbanización San Nicolás, popularmente conocida como El Trincho, ubicada en los alrededores del estadio- era donde la gente se venía a hacer los paseos de olla con toda la familia, mientras el sancocho estaba, todos tiraban baño en el río limpiecito y de ahí sacábamos el agua para el mismo sancocho”. Continúa Hinestroza: “Esto está vivo hermano y todavía estamos a tiempo de hacer algo”. Con gran alegría me contaba que un par de semanas atrás había logrado encontrar una tortuga de las cuales no veía desde que era joven, me decía: “Claro, la agarré, la observé y la volví a dejar ir, ojalá hayan más”. También me contó acerca de los patos que visitan el río en los alrededores del Puente Real cada año. ¡El río está vivo!.
En mis años de colegio recuerdo las muchas invitaciones a “tirar baño” en la Quebrada La Pereira, mas no en el Río Negro, el cual ya estaba deteriorado. Si bien nunca lo hice, recuerdo claramente la historia de muchos rionegreros de mi generación y anteriores que acostumbraban disfrutar de las aguas de La Pereira y de sus alrededores para su esparcimiento y el de sus familias. También he escuchado historias de cómo Alberto Grisales, el popular Majo, «tiraba baño» en el río muy temprano en la mañana con su perro pastor alemán en los alrededores del estadio, que curiosamente hoy lleva su nombre.
El punto es que debemos recuperar el río para que todos nuestros ciudadanos y visitantes lo disfruten, y como lo explico en un artículo anterior, sus alrededores se puedan convertir en fuente de empleo para un número importante de familias del municipio.
¿Y para qué recuperar el río?
Para pescar, para bañarnos, para desarrollar el turismo, para complementar los parques naturales de Rionegro, para asegurar la oferta de agua potable a las próximas generaciones, etc.
Ya es hora de mejorar esta situación
Es tiempo de recuperar todos los ríos y quebradas de Valle de San Nicolás. En el Río Negro y en la Quebrada La Pereira es necesario hacer un recorrido desde los nacimientos para detectar de dónde proviene la contaminación hacia los mismos. El recorrido de la Pereira desde el municipio de La Ceja es de alrededor de 15 kilómetros y lo mismo para el Río Negro desde su nacimiento en el municipio del Retiro. Solo basta con hacer estos recorridos y determinar las fuentes de contaminación, pararlas en los casos que sea posible y sancionar a aquellas personas y empresas que no cumplen con las leyes y contaminan las aguas. Cornare sabe lo que está pasando con respecto al Río Negro; sabe cuáles son las fuentes que lo contaminan; las actividades industriales y mineras que están afectando el río y, sin embargo, las acciones no se notan. Si la respuesta de Cornare es no saber de dónde proviene las afectaciones al río, pues podríamos decir que son mediocres en su trabajo o que se hacen los de la vista gorda para no afectar intereses económicos de algunos particulares. Suena muy sencillo desde mi punto de vista y espero que así lo sea, pero la realidad es que hay que actuar ya, estamos a tiempo para no vernos en situaciones tan graves como las de Bogotá y Medellín.
¿Y para qué recuperar el río?
Para pescar, para bañarnos, para desarrollar el turismo, para complementar los parques naturales de Rionegro, para asegurar la oferta de agua potable a las próximas generaciones, etc. Los parques naturales de Rionegro deben estar diseñados alrededor de los ríos, se deben construir malecones para caminar, generar empleo, hacer ejercicio o simplemente disfrutar de un día al aire libre.
El oriente antioqueño y en especial Rionegro se encuentra en un momento coyuntural de su historia en el cual muchas de las decisiones que se tomen en estos momentos van a incidir en las condiciones de vida de la región en los próximos cien años. La decisión de recuperar y mantener el medio ambiente no puede tener puntos medios. Si bien el desarrollo urbanístico e industrial del Valle de San Nicolás debe continuar de forma sostenible para mejorar la calidad de vida de nosotros los habitantes, se debe tener como prioridad la conservación del medio ambiente y especialmente los ríos. Las mayores fuentes de contaminación de nuestros ríos son los vertimientos de aguas residuales, el mal funcionamiento de las plantas de tratamiento de aguas residuales, la minería y el uso de pesticidas por campesinos y empresarios agrícolas. Aunque estas empresas proporcionan un gran número de empleos en la región, de los cuales muchas familias dependen económicamente, se deben buscar alternativas para que estas prácticas económicas eviten la destrucción de nuestras fuentes hídricas que al fin y cabo garantizan la vida en nuestro valle. Garantizar la vida es la prioridad, sin duda no queremos pasar por experiencias como las del Río Támesis en Inglaterra que se declaró muerto por más de cien años a consecuencia de la revolución industrial, para posteriormente tener que invertir grandes cantidades de recursos públicos en su recuperación y así garantizar la vida a los ciudadanos de Londres. En definitiva, estamos a tiempo para evitar una catástrofe como estas en Rionegro.
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